El último trimestre del año es en el que, tradicionalmente, las compañías aseguradoras de seguros de salud renuevan sus ofertas y lanzan nuevos productos y servicios. Es, por tanto, un buen momento para contratar un seguro médico, ya que prácticamente todas tienen promociones especiales para nuevos clientes o para quienes traspasen su seguro de salud desde otra compañía.
Dadas estas circunstancias, no es de extrañar que el consumidor que esté interesado en un seguro de salud se sienta bombardeado por ofertas y se haga muchas preguntas, no sólo sobre qué seguro le conviene más, sino también dónde contratarlo.
¿De qué canales dispongo para contratar un seguro de salud y en qué se diferencian?
En la actualidad los canales de contratación a disposición del público son cuatro: hacerlo directamente con la compañía aseguradora que elija, bien online o a través de un agente exclusivo, contratar el seguro de salud a través de su banco, utilizar un comparador online de seguros o contratar mediante una correduría de seguros.
Si nos fijamos en los precios, el canal más caro es el de la banca. Los bancos acostumbran a tener acuerdos con una única compañía aseguradora, con lo que no hay posibilidad de elegir. Aunque suelen ofrecer algún tipo de descuento o rebaja en las comisiones de la cuenta asociado a la contratación del seguro, el precio de éste suele estar bastante por encima del precio normal del mercado. El resultado es que al final pagas más.
Otro canal en el que se suele pensar cuando se busca el precio más bajo es el de los comparadores online de seguros. El problema aquí viene en que, hablando de seguros de salud, no hay dos iguales, con lo que las comparaciones siempre son aproximadas. Además de eso, los comparadores tardan más en trasladar las ofertas y promociones de las compañías.
Ello nos deja dos canales competitivos en precios, pero muy distintos en cuanto a asesoramiento, servicios y posibilidades de elección: la contratación directa con la compañía aseguradora o contratar el seguro de salud por mediación de una correduría de seguros.
Hay dos factores fundamentales a la hora de elegir entre la contratación directa o a través de una correduría: los servicios que te van a prestar y el asesoramiento que recibirás.
En cuanto a asesoramiento, es obvio que la compañía aseguradora sólo puede asesorarte sobre sus propios productos. El problema es que, aunque dos seguros de compañías distintas fueran exactamente iguales, lo normal es que después no te proporcionen el mismo servicio.
Hay diferencias entre aseguradoras y la más importante de ellas, si hablamos de seguros de salud, es el cuadro médico que te ofrecen. No todos los médicos, fisioterapeutas y proveedores de salud en general trabajan con todas las compañías. Quizá en una ciudad grande esto sea menos relevante ya que sigue habiendo mucho donde escoger, pero en ciudades pequeñas o en entornos rurales puede ser un inconveniente importante.
En una correduría de seguros, en la que trabajamos con múltiples aseguradoras sin depender de ninguna, sabemos bien el terreno que pisamos en materia de seguros médicos. Si se tiene las décadas de experiencia que tenemos en AyF en este campo, podemos afirmar sin ser presuntuosos que hay pocas cosas que se nos escapen. Desde la amplitud de los cuadros médicos en cada zona a saber de qué pie cojea cada compañía (ninguna es perfecta) a la hora, por ejemplo, de poner pegas a determinados tratamientos o servicios que se le soliciten.
¿Qué ventajas tiene una correduría de seguros en materia de seguros médicos?
Además de poder ofrecer un precio igual o mejor que cualquier otro canal y el conocimiento del mercado y de cada compañía aseguradora, las corredurías de seguros realizamos una labor de asesoramiento muy exhaustiva. No somos “simples intermediarios” como alguna compañía ha tenido el valor de llamarnos en su publicidad.
De hecho, el asesoramiento que prestamos no se limita al momento de la contratación del seguro, sino que estamos al lado de nuestros clientes durante todo el tiempo que dure ese seguro.
¿Qué hacemos en el momento de la contratación?
En primer lugar, estudiar las circunstancias personales y familiares de cada cliente. Dependiendo de sus características y sus necesidades, nos vamos haciendo una primera idea de qué compañías y tipos de seguros son los que más le convienen. Por ejemplo, en el caso de los seguros de salud con copago.
Aunque de entrada existe un rechazo hacia los seguros con copago, no son para nada una opción descartable en casos concretos, como por ejemplo el de personas jóvenes cuyo uso de los servicios de salud no va a ser intensivo. Los seguros con copago son notablemente más económicos que los que no lo tienen, y el ahorro anual que suponen puede compensar los pequeños pagos que habrá que realizar cuando se acuda a consulta o se realicen exploraciones o tratamientos médicos. Un copago al final es como la franquicia de un seguro de coche. En el caso del copago en los seguros de salud, el límite es anual (suele oscilar entre 300-600 euros); si se llega a abonar en copagos esa cantidad en la anualidad, el copago deja de aplicarse. Es decir, el hecho de que un seguro tenga copago no significa que en caso de hospitalización, intervención quirúrgica o tratamientos complejos el cliente vaya a tener que pagar una suma muy elevada.
Obviamente, cuando las circunstancias de salud cambian o se tienen niños pequeños, siempre se puede cambiar a un seguro sin copago, pero conservando la antigüedad. Esto es muy importante, ya que, incluso si se cambia de compañía, será más complicado que se puedan dejar enfermedades sin cubrir alegando que son preexistentes. En este sentido, cuanto mejor sea la salud de la persona en el momento de contratar el seguro, menos preexistencias habrá y menos enfermedades no serán cubiertas.
Teniendo todo esto en cuenta, ponemos a nuestros clientes las distintas opciones encima de la mesa y le ayudamos a elegir la que mejor le conviene. Esto es algo que sólo se puede encontrar en las corredurías de seguros.
¿Y una vez contratado el seguro de salud, en qué me ayuda una correduría?
Nuestro trabajo no se acaba una vez contratado el seguro. Puede que a muchas personas les sorprenda saber que la mayoría de nuestro tiempo de trabajo lo empleamos en defender los intereses de nuestros clientes ante las compañías, también en los seguros de salud.
Las aseguradoras son todo lo restrictivas que pueden a la hora de interpretar las cláusulas de sus propios contratos, que no están escritos precisamente en un lenguaje inteligible para todo el mundo. La existencia o no de una coma en un párrafo puede cambiar totalmente el sentido de la cobertura que se ofrece. No es extraño que una compañía aseguradora se niegue a pagar un servicio alegando que no está incluido en las coberturas contratadas.
Afortunadamente, nosotros conocemos bien tanto las pólizas como a las aseguradoras. Y nos batimos a fondo defendiendo a nuestros clientes, incluso con asesoría jurídica propia y gratuita. Sin necesidad de llegar a las vías legales somos capaces de resolver la mayoría de los problemas, simplemente porque sabemos con quién hay que hablar en cada caso y podemos contactar directamente con las personas que tienen capacidad de decisión, algo que normalmente el cliente por sí mismo tiene muy difícil. Dicho en pocas palabras: a nosotros no pueden darnos respuestas evasivas porque se trata de casos que, salvo contadas excepciones, ya se nos han presentado antes.
En definitiva: contratar un seguro de salud a través de una correduría como AyF, que además aporta décadas de experiencia en este campo, no sólo no te saldrá más caro, sino que además te proporcionará la tranquilidad añadida de saber que hay todo un equipo de profesionales velando por que disfrutes del mejor servicio sin preocupaciones. Ese es nuestro principal valor.